La identidad de Zea Mays está establecida, aunque se inspiren en nuevos estilos y diferentes sonidos. Estructurados en una sólida base rítmica, se enriquecen con una guitarra mordaz. Y a todo eso hay que sumar una voz brillante.
La propuesta musical de Bilbo es un regalo espléndido para los amantes de la música, como cada disco que publican.
Hay algo que se puede nombrar, pero no explicar: la química musical. En éste sentido el grupo llegó a su propio techo con el anterior disco. Y para seguir en el mismo estado. Morphina es un disco muy trabajado.
Es profundo, lleno de nudos. Su música está llena de curvas, en las primeras escuchas requiere atención especial. Es entonces cuando, en la segunda o tercera escucha, se desatan los nudos. Llega la luz. Es el momento en el que has interiorizado el disco, el momento que te ha atrapado… y te engancha de lleno.
Es el gran secreto de un buen disco. Si le dedicas tiempo y atención, te regala minutos y minutos de placer continuado.
El disco bajo el sello Bonberenea Ekintzak recoge doce nuevos temas y en la m isma edición un regalo de lujo: un DVD para conocer mejor el grupo. Destaca por encima de todo el concierto en directo grabado en el Kafe Antzokia de Bilbao. Contiene unos cuantos extras de más. Además del euskara, en el nuevo disco utilizan el inglés. Concretamente en dos canciones. Este último párrafo es lo más superficial, seguramente la información más recurrente en los medios de comunicación.
Lo que no se publica es lo importante. El logro de ésta gran banda: el coraje de llegar al extremo con su música, la virtud de crear un ámbiente emocional con sus letras. Y como suele ocurrir en las salas de cine, la capacidad se sentirte por un tiempo fuera de éste jodido mundo. Los seguidores de Zea Mays lo entienden así. Hace tiempo que la banda conquistó su mayor logro: ser queridos por sus seguidores. Ese es el mejor reconocimiento: aquel que se hace desde las entrañas, de corazón.
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